Centro para el Desarrollo de las Inteligencias Múltiples de la ciudad de Tuxtepec
a través del C-Rima Octosilábicamente y el proyecto sabersinfin.com
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Amor entre hombres.
Luis Fernando Paredes Porras
“Mirad cuan bueno y cuan delicioso es
habitad los hermanos juntos en armonía…”
Salmo 133
De los distintos tipo de amores, el fraternal es uno de lo más difíciles de experimentar en nuestros días. El que un varón pueda reconocer que ama a otro varón, en el sentido más puro de la palabra, requiere, además de una autoestima elevada, un marco referencial amplio que le permita estar consciente de la trascendencia de su decir.
Se ama cuando se siente amor y se siente amor cuando se percibe esa sensación de que, ni la misma muerte, podrá impedir que perdure ese lazo de unión entre las personas que se aman. El amor no conoce la muerte, está más allá de los límites de espacio y tiempo en los que estamos acostumbrados a medir todo. Por ello nos cuesta trabajo ser amables, es decir, manifestar acciones y actitudes dignas de admiración y respeto, orientadas al bien del prójimo. Por ello, quien lleva a cabo una acción que busca esencialmente el bienestar del otro, se dice que es “amable”, es merecedor, por sus acciones, de amor, es merecedor de que su recuerdo, no muera. Y como quien es amable es porque ama, el Dr. Abel Pérez Rojas (director general del proyecto sabersinfin.com) menciona como rúbrica personal “quien ama, cuando muere, sólo lo hace para evolucionar”.
Si fuera cierto lo que afirma Abel (que dicho sea de paso, lleva el nombre de la primera víctima del odio entre hermanos de sangre, por aquello de haber sido asesinado el primer Abel por Caín, según la biblia), el amor es el camino de la evolución de la consciencia, y de ahí que se pueda inferir una serie de reflexiones que nos lleven a tratar de explicar el por qué algunas personas en vez de amar, de ser amables, aprovechan cualquier oportunidad para hacer lo contrario. La respuesta, siguiendo la premisa de que el amor es indicador de consciencia sería que, una persona que no ha desarrollado su nivel de consciencia no puede amar y no ama por lo mismo. A esta misma conclusión llegó el maestro de Platón, Sócrates, cuando dijo que “no hay hombres buenos ni malos, sólo hay hombres que conocen o que ignoran”.
Quien ignora es capaz de hacer y comentar cualquier cosa - sabemos muy bien que no hay nada más temerario que la ignorancia-, pero para aquel que ignora le es muy difícil demostrar que ama. Por supuesto que me refiero, cuando hablo de ignorar, no al desconocimiento de cierta información o al desarrollo de ciertas competencias que nos permitan interactuar con el mundo para lograr nuestros fines. No, este conocimiento no va ligado con los reconocimientos académicos ni sociales, va ligado con un desarrollo de la consciencia y en este misterio, como en muchos otros, son extraños los caminos del hacedor.
La cosmogénesis bíblica – que es una referencia más familiar - nos hace reflexionar sobre lo complicado que es poder ser amables, incluso con quienes compartimos una misma herencia genética, que es el caso del primer fraticidio bíblico. El amar al hermano, al de sangre, con el que cohabitamos, no es tarea sencilla, la convivencia sin reglas claras dan nacimiento a relaciones enfermizas que nos acompañan toda la vida, porque como dice el refrán, a la familia no la escoges. Es atípico que dos hermanos se reconozcan como amigos, no todos los hermanos llegan a ser amigos, eso es claro, pero tener un hermano como amigo, es un doble placer cuyos beneficios permean a toda la descendencia y a quienes cercanos a ellos, les tratamos. Este es el caso de Julio y Mauro Domínguez Medina, de origen campesino, traileros por oficio y poetas repentistas por vicio. Para “los trovas”, como se les conoce en el mundo del volante, la poesía ha sido el vehículo para mostrar sus emociones, sus búsquedas, sus hallazgos, sus diferencias.
Directores del C-RIMA Octosilábicamente, Julio y Mauro están convencidos de que la poesía debe estar al servicio de la gente, al servicio de la complicada tarea de identificar nuestras emociones, cultivar las más sanas y demostrarlas a quien debemos. De esta forma, ubican al arte de escribir décima espinela como un vehículo de expresión familiar, como canal de comunicación intra e interpersonal. Ya que un duelo o una dicha, pueden canalizarse por la poesía. Por ello comparten el gusto que experimentan en todos los planos de su vida, al pensar y vivir en la frecuencia vibratoria necesaria para el asombro permanente.
Su hacer repentista lo vinculan con su origen humilde donde su padre se ganaba parte del sustento cantando y rimando por las calles del pueblo y, al llegar a su casa, en la mesa, el viejo, con la familia reunida platicaba en verso, regañaba, orientaba, reprendía, pedía, provocaba a la imaginación, en verso…y esa fue su herencia.A partir de este año, y dado los objetivos del Centro de Investigación y Difusión Latinoamericano del Repentismo, C-Rima Octosilábicamente, los hermanos Domínguez, han autorizado socializar mucha de la obra que no se canta en un huapango o en un encuentro de repentistas; versos que su familia han registrado a partir de sus conversaciones cara a cara, por carta, por correo electrónico o teléfono. Complicado es despertar el interés de las personas por un arte si este no contribuye a mejorar su calidad de vida. Por eso, para alentar a quienes ya escriben décima o verso en cualquier métrica y a quienes no lo hacen aún, a que aprendan a hacerlo y la usen para fortalecer sus vínculos familiares y su autoconocimiento, el C-RIMA irá compartiendo el mundo íntimo de los Domínguez Medina, en la búsqueda de sistematizar su método y con ello, replicar su experiencia poética.
Las emociones humanas tan contradictorias - y que son la batalla que todos libramos-, en el caso de Julio y Mauro Domínguez Medina, se espera que por ningún motivo sean tomadas como ejemplo de vida para nadie, ya que sería terrible que alguien - por ignorancia - lo asumiera como tal, sino como una forma de acercarnos al objetivo del C-RIMA: mostrar que la décima, la poesía en general, puede estar al servicio del amor fraternal, como posibilidad de ser amables con los nuestros.
Julio, en tu cumpleaños:
¡Cómo le exige al sentido
la metáfora secreta
quien creció junto al poeta
en que tú te has convertido!;
si ya todo lo has oído,
si somos la misma esencia,
voy abrigar la creencia
que te escribiré algo extraño,
mientras se deshoja otro año
del árbol de tu existencia.
Julio Domínguez espero
que decifres mi expresión,
si es valido que un varón
exhale por ti un “te quiero”;
porque desde abril a enero
se reverdece el camino,
y por aras del destino
vamos en la misma brecha,
aumentando la cosecha
de aquel padre campesino.
Cuando brincaste el muro
para no quedar inerte,
vi las manos de la suerte
desdoblando tu futuro;
más tenaz, sabio y maduro,
más reforzada tu fe,
tal como te imaginé
por las sendas laboriosas,
realizando aquellas cosas
que de niño te escuché.
Te encomiendo a Otatitlán,
al señor del universo,
por las horas que en el verso
carcajeándose se van;
hombre digno de tu clan
versador de arista pura,
al digerir la figura
retórica que te guía,
el oro de tu poesía
nos manchó la dentadura.
El tono es lento, por dios,
aún así se paladea,
cuando acuestas una idea
en el timbre de tu voz;
para asombro de los dos
germinan como semillas
de infinitas seguidillas
que se agolpan con los meses,
como una mancha de peces
entre la olmeca y barrillas.
Cuando las melancolías
querían apretarte el cinto,
te abrazaste al requinto
terapeuta de tus días;
hallando en sus melodías
las voces de este folklor,
y por pagarle el favor
cuando tus diez rimas siegas,
al viento se las entregas
con los derechos de autor.
La caprichosa sabana
te quiso parir cuenqueño,
orgulloso oaxaqueño
de sangre veracruzana;
tallándote la jarana
de una estrofa en tu pensar,
y de tanto ambicionar
ser un canto entre los mios,
por imitar a los ríos
te quedaste en el mar...
Felicidades Julio Alberto, amado hermano mío.
12 de abril del 2010.
Mauro Domínguez Medina.